(EDITORIAL de Korea Times el 7 de junio)

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Reforma laboral a la deriva: El diálogo, no la represión, conduce al éxito

La Federación de Sindicatos Coreanos (FKTU), el más moderado de los dos sindicatos paraguas más grandes de Corea, decidirá hoy si deja establecido un consejo trilateral para promover el diálogo entre los trabajadores, la gerencia y el gobierno.

Si la FKTU decide salir del Consejo Económico, Social y Laboral (ESLC), el comité perderá su eficacia como canal de comunicación. La Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU), el sindicato más militante, abandonó el consejo en 1999.

Uno no puede dejar de preguntarse: ¿Con quién discutirá esta administración su plan de reforma laboral?

El gobierno no debe culpar a nadie más que a sí mismo por la situación.

El jueves pasado, el consejo tenía previsto celebrar una reunión, pero la canceló debido a la ausencia de la FKTU. Un día antes, agentes de policía terminaron brutalmente con una sentada de protesta de trabajadores metalúrgicos sindicalizados en lo alto de una estructura de acero de 7 metros de altura, golpeándolo en la cabeza. La policía afirmó que el trabajador empuñaba un machete, pero las imágenes de video mostraron que solo lo sostenía.

Quien haya usado primero la violencia, fue un ejercicio excesivo e innecesario de la fuerza policial. ¿Qué lo impulsó? Unas semanas antes, el presidente Yoon Suk Yeol ordenó a la policía que se ocupara de todos los violadores del orden social aplicando normas legales estrictas. El jefe de policía de Yoon alentó la represión generalizada de las manifestaciones sindicales, incluso prometiendo un ascenso de clase especial. El spray de pimienta roja y los cañones de agua reaparecerán pronto en las calles.

La reforma laboral del presidente va por mal camino.

"Incluso si eso significa perder votos, reformaremos audazmente la educación, el trabajo y las pensiones", dijo recientemente el jefe de formulación de políticas de Yoon.

El rival conservador de Yoon, Yoo Seong-min, respondió de inmediato y dijo: "No mientas". Luego señaló que no se puede llamar reforma laboral a la represión de los sindicatos por la fuerza bajo el pretexto del estado de derecho. "Hacer que las reglas laborales sean más flexibles y rectificar el mercado laboral polarizado debe lograrse a través de un gran compromiso entre los trabajadores, la gerencia y el gobierno", dijo Yoo.

Estamos de acuerdo.

Es difícil saber si el objetivo de Yoon es reformar o reprimir los sindicatos. Su gobierno lo inició obligando a los sindicatos a presentar sus libros de contabilidad, una demanda "injustificada". Yoon llamó a los trabajadores de la construcción sindicalizados "matones" porque hicieron que los empleadores priorizaran a los miembros del sindicato y pagaran los salarios de los funcionarios sindicales de tiempo completo. Estas eran prácticas tradicionales, "casi legalizadas" en las obras de construcción. Un dirigente sindical se quemó hasta morir recientemente. “Me duele el autoestima que me consideren un delincuente. Acabo de realizar actividades sindicales”, dijo en su testamento.

El presidente señala la gran brecha salarial entre los trabajadores a tiempo completo y a tiempo parcial y entre los empleados de las grandes empresas y las pequeñas empresas. Pero Corea es un país capitalista libre donde los trabajadores son tratados de manera diferente según sus habilidades. Si Yoon pensó que la brecha era demasiado amplia, tenía razón. Sin embargo, el jefe ejecutivo se equivoca al tratar de corregirlo exprimiendo a los trabajadores relativamente acomodados a favor de los menos privilegiados.

Yoon debe rectificar las numerosas capas de estructuras de subcontratación y resubcontratación en astilleros, plantas siderúrgicas y otros grandes sitios de fabricación. En la parte superior de la pirámide de explotación laboral están los conglomerados familiares, llamados chaebol, para quienes Yoon recortó los impuestos, llamándolos los líderes industriales de este país.

Un legislador del partido gobernante propuso recientemente un proyecto de ley con el objetivo de "el mismo salario por el mismo trabajo", probablemente leyendo la mente de su jefe. Eso es también lo que los trabajadores han pedido durante mucho tiempo. Pero los trabajadores no quieren que esto sea un juego de suma cero en el que un trabajador obtiene beneficios a expensas de otro. Quieren que los empleadores, principalmente las grandes empresas, compartan más.

Sin embargo, es dudoso que Yoon esté dispuesto a hacer esto. A veces parece pensar que los industriales son patriotas y los sindicalistas obstruccionistas. Para él, los únicos buenos trabajadores pueden ser los no sindicalizados, que representan el 86 por ciento de los trabajadores coreanos. Pero el presidente debe saber que no pueden formar ni afiliarse a sindicatos.

La política de ataques laborales de Yoon le valió algunos puntos de los partidarios conservadores. Su eventual resultado llegará en las elecciones generales de abril próximo.(FIN)